Esta japonesita atípica y acompañada por cuatro gatos grises está fuera de todo convencionalismo. Su pelo es rojo, sus ojos azules y su espíritu es una puerta abierta al mundo. El astro Sol, rojo, enciende la tierra y la cubre de pasión, embargando el corazón de los gatos y de la mujer. Esta japonesa es libre y fuerte, no necesita someterse a nada.
La poetisa
Colores pastel y verdes rodean a esta mujer, la esperanza y la dulzura extrema, como el olor del melocotón maduro cuando invade el atardecer de una noche de verano. Una mujer que irradia paz por sí misma, ya que siempre fue faro, escudo y puerta a su universo. Las palomas consuelan sus pensamientos. La pasión invade su espíritu. Con su vestido rojo y su flor en su negro cabello, ángeles custodian su universo y alejan al lobo de sus recuerdos.
Libre de cadenas
Dos mujeres rodeadas del azul espiritual, declaran su amor maduro y sosegado tras sortear las negras piedras del camino. Mujeres fuertes que han roto sus cadenas, representadas por rosas. Adriana, etérea y soñadora, Ivania, la fortaleza y la cordura. Sus miradas no necesitan palabras. Sus corazones tienen alas para volar por encima de cualquier barrera. Colores del cielo en la tierra, igual que una iluminación persa. En este universo no hay lugar para los que buscan ensuciarlo, ni para los prisioneros de sus creencias, ni para la tristeza y la pena. En este universo solo el amor tiene cabida.
Los collares
Dos mujeres, hermanas, amigas, confidentes, que compartieron su fuerza y su alma para seguir sus caminos. Eva, que significa vida, acoge a su hermana dentro de su universo de dulzura y sensibilidad, de rosa y con elementos orientales. Su hermana mira hacia adelante, retando al futuro, acostumbrada a resistirse al placer de soñar. De rojo pasional, percibe ahora la magia del sueño cumplido.
La elección de la flor
Una mujer pasional y llena de esperanza, sentada en la arena, decide qué flor ponerse para sentirse más hermosa. El mar se viste de fiesta, el faro ilumina con toda su fuerza, el lobo está lejos y las cadenas rotas. Ella ya solo tiene que encontrarse y dejarse fluir por la vida pues su belleza interior es grande, su corazón humilde y su alma libre.
El viento
Una mujer flexible, con metas claras y con la certeza de que todo pasa. Vive desde el amor y no desde el miedo. Se ama, por ello su vestido eterno y su ramillete de hojas de corazón. Subida a un astro desde el que observa con dulzura los demás mundos que la rodean, ella siente su libertad. El viento puede arrancarte de la tierra y llevarte y dejarte caer lentamente para luego hacerte volar de nuevo; pero a ella no, ella es libre.
Brigid
Brigid, diosa irlandesa de la fertilidad, la sabiduría, la adivinación y el agua de los ríos; protectora de las mujeres y de los guerreros. Minerva para los romanos. Siempre armada, fortaleza inexpugnable que rompe las cadenas que quitan la preciada libertad de la mujer, representadas por rosas que caen y sangran. Siempre tiene el conocimiento y la virtud, representado por el búho. Sus ojos retan, su pelo es fuego y su corazón todo lo embellece. Acompañada del gato y el zorro, la sospecha y la astucia, se presenta ante todos sin miedo al lobo, porque ella todo lo puede. Madre de las madres.
La mujer melancólica
De estilo chinesco, una mujer que da paz y sosiego. La libélula, símbolo de fuerza está a su lado. De fondo el mar, islas mágicas, cielo rojo pasión, porque ella es todo pasión.
La sanadora
La sanadora, mujer de azul celestial y mágica que sana corazones y almas. Su cara, pura dulzura. Sus ojos bucólicos observan la ofrenda de su hijo, un ramillete que termina en tres madroños. Dos seres mágicos que recogen plantas en noche de luna llena para sanar almas que pócimas no sanan.
Un mismo camino, un mismo fin
Una madre que ha sabido salir de los pozos oscuros y profundos de la vida. Vestida color lavanda y con joyas del Dios Sol, observa como su hija ya va a caminar por las estrellas. Madre e hija, un mismo fin, unidas para siempre. Su hija se presenta con la vara de la vida, rodeadas ambas de mariposas que con sus dulces alas impregnan de los polvos de la vida a ambas. Stella ya se enfrentó al lobo.
Tierna y en paz
Se sienta en su silla a disfrutar de la melancolía de la luna, se siente guapa, se siente enamorada, disfruta de ella misma. Ya la tormenta pasó.
Ella ya maneja a los lobos
Una mujer guerrera de la vida, que con su tesón y paciencia ha tenido que domar al lobo para encontrarse a ella misma y hacer renacer su magia interior.