Dibujo lleno de ternura que protagoniza la mujer con su gran abanico. Una mujer fuerte y sabia con un espíritu que, de cultivarlo y cuidarlo, ha crecido y se transformado.
Empática con las mujeres y con su dolor, usa su sabiduría (representada por el búho) para guiarlas en el camino de coser sus almas rotas. Una vez cumplida su labor, se abanica indiferente, pues le da igual lo que puedan pensar o decir sobre ella. Se conoce a sí misma, se ama, y sabe que lo que hace es grande. Ante la opresión, me abanico.