
Madre e hija celebran la fiesta de su unión, de la fusión de sus dos universos en uno solo. El hilo de la vida los ha unido con tal fuerza que ya nada ni nadie logrará separarlos jamás. Con flores blancas, igual que una novia, la mujer recibe el don de ser madre. De rojo estrellado acoge, por fin en sus brazos, el maravilloso ser que de ella nace. Mariposas de dulce color rosa nos trasmiten la transformación interior que supone la maternidad. La paloma azul representa el remanso de paz que la invade en este encuentro. Madre, ¡qué palabra más grande! Farolillos de colores.