
La protagonista de esta escena es una chica joven a la que toda la familia mira con ternura y orgullo. Es una sanadora, una mujer de alma libre y soñadora. Con sus dos flores azules, su labios «pintaos» y su chal rojo y negro, transmite su fuerza. Su sobrina la ama, su hermana vela por ella. Sus padres la apoyan en sus decisiones y la anhelan cuando no está. Las rosas vuelan a su alrededor y caen al suelo tiñéndolo de rojo: A mí me han enseñado a ser libre y a amarme, se dice ella.